En un último y desesperado esfuerzo, el ladrón fuerza la cerradura, pero el ganzúa se rompe en su interior, trabando permanentemente la puerta.

El enano, después de involucrarse en una acalorada discusión con el elfo y menospreciar al ladrón como incompetente, decide que es hora de poner en práctica sus habilidades geológicas. Se acerca a la pared de la celda y comienza a examinar de cerca las piedras que la componen, rasguñando, golpeando y proporcionando comentarios técnicos sobre su calidad.

Mientras tanto, la maga continúa examinando los pergaminos para encontrar una solución a su problema utilizando los dados.

Luego, menciona en voz alta la Ley de Probabilidad Triangular.

De repente, el enano exclama: «¡Aquí, hay una falla, una ligera grieta en este bloque de piedra!»

El guardabosques, aunque apreciativo de las habilidades geológicas del enano, plantea una pregunta importante: «Muy bien, ¿pero cómo planeas atravesar esta pared sin herramientas?»

El elfo, visiblemente irritado por el enano, murmura para sí: «Qué tonto es este enano.»

Mientras tanto, el ogro, que había permanecido en silencio hasta ahora, muestra signos de malestar. No está en su mejor forma. Él, que siempre tenía un apetito insaciable, comenzaba a devolver su comida. Era la bola de billar que se había tragado en la taberna. Era una bola de granito pulido, masiva y de buena calidad, probablemente más dura que esta pared, afirmó el enano.

Molesto de que la comida haya salido en lugar de entrar, lanza la bola de billar hacia la grieta. El Game Master le pide que tire un dado.