El bárbaro, a pesar de su estado desorientado y la robusta puerta de acero, invocó su fuerza hercúlea. Un gruñido profundo se elevó desde su pecho mientras empujaba con sus poderosas manos contra la puerta. La celda tembló y la puerta, diseñada para resistir a los prisioneros más decididos, cedió ligeramente bajo la presión de su fuerza bruta, creando una pequeña separación.

Mientras el bárbaro descontento se lamentaba en un rincón de la habitación después de su intento fallido de abrir la puerta a la fuerza, la maga decidió tomar el control. Estaba en pleno dominio de sus poderes mágicos y planeaba usar sus habilidades mágicas para fundir la cerradura. Sin embargo, la puerta de acero resultó ser un adversario duro, como lo demostraba su resistencia al asalto anterior del bárbaro.

El director de juego determinó que no se encontraba ni en una situación ventajosa ni desventajosa y que debía lanzar un dado para determinar el resultado de su intento.