El bárbaro, debilitado por su lesión en el tobillo pero aún en su estado de Berserk, comienza a destruir todo en la celda, incluyendo objetos que podrían haber sido útiles para su escape.
Su frenesí lo lleva a actuar de manera imprudente y termina haciéndose aún más daño, hiriendo su mano en el proceso.
Esta acción impulsiva complica gravemente su situación y perjudica a sus compañeros. Desafortunadamente, los aventureros ya no tienen tiempo para abrir la puerta, y la celda continúa llenándose de manera inexorable, condenándolos a un final trágico bajo un diluvio de suciedad. De esta conclusión sombría no se pueden extraer lecciones.