La maga se concentra en su energía mágica, sus dedos brillan con un resplandor místico. La atmósfera en la celda se vuelve eléctrica mientras canaliza sus poderes. El momento es intenso, pero la maga logra debilitar la cerradura, abriendo un destello de esperanza para los aventureros angustiados.

El ladrón, sacando una ganzúa de la nada y con una ligera mueca de dolor, decide continuar intentando abrir la cerradura que la maga ya ha manipulado. Al estar acostumbrado a abrir cerraduras y con esta cerradura debilitada, el Maestro del Juego decide que se encuentra en una situación ventajosa.